05 noviembre 2005

Lamias constructoras

En Liginaga el puente que habían construido sobre el río era tan inconsistente, que en repetidas ocasiones lo arrebató el agua. Coincidió que por aquellas fechas se le apareció una lamia (hada) a un hombre del pueblo y le propuso construir un nuevo puente, bello y resistente, en una sola noche, antes de que cantase el gallo. Llegó la noche y las lamias iniciaron su tarea. Mientras se pasaban las piedras, traídas del monte Lexarrautzu, unas a otras, se decían con fuertes gritos: - ¡Ahí va, Guillén...! - ¡Dámela Guillén...! - ¡Tómala, Guillén...! - ¡Aquí ya somos once mil, Guillén...! A punto ya de amanecer, al puente tan sólo le faltaba la última piedra. Pero justamente el gallo cantó porque un panadero lo despertó al encender su horno. Al instante las lamias huirían en desbandada. El puente estaba terminado, a falta tan sólo de esa última piedra. Y aunque algunas veces han intentado colocarla los vecinos de Ligi, la piedra no se ha mantenido en su sitio.

(Leyenda vasca)


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1 comentario:

Anónimo dijo...

Las lamias no son hadas. Son una especie de ninfas con pies de pato, muy hermosas ¡pero brujas!