"Por supuesto que puedo cazar un reno", habia afirmado Ojibwa, respondiendo a las criticas de su abuelo, que lo consideraba demasiado joven e inexperto. Sin embargo, despues de pasar tres dias solo en el bosque, la tarea ya no parecia tan sencilla.
El primer dia, Ojibwa encontro la pista de un reno y lo siguio de cerca, pero el sol se puso antes de que pudiera alcanzarlo. El segundo dia. Ojibwa sorprendio a otro reno bebiendo en un arroyo; saco su arco, se aproximo al arroyo y piso, sin darse cuenta, algunas ramas secas que crujieron ahuyentando a su presa. El tercer dia, Ojibwa localizo a una familia de renos que se refugiaba detras de unos penascos, pero cuando empezaba a acercarse escucho el gruñido de un oso y se trepo en un arbol para ponerse a salvo. Por supuesto que cuando bajo del árbol los renos habían abandonado su escondite.
La noche del tercer dia, Ojibwa se encontraba en un claro del bosque dándole vueltas a su fracaso y considerando la posibilidad de regresar al campamento, sin pena ni gloria, cuando de repente escucho un zumbido y percibió un resplandor extraño.
Después del zumbido vino una voz:
-Soy Kitchi Manitu, no temas -dijo la voz.
-¡Oh, Kitchi Manitu! Necesito tu ayuda.
-Para volver al campamento con la cola entre las piernas no necesitas la ayuda de Kitchi Manitu.
-Estoy decidido a intentarlo una vez mas, pero no se como.
-El primer dia fallaste porque te falto rapidez, el segundo día fallaste porque te falto sigilo y el tercer dia... bueno, aceptemos que el tercer dia fuiste simplemente un cobarde. Necesitas que manitu, la fuerza, crezca dentro de ti. Para eso deberas internarte en el bosque de los abedules: pasaras dos dias con sus noches sentado en la piedra mas plana que encuentres en aquel bosque. Pondras tu mirada y tu atención en los troncos de los arboles, en ninguna otra cosa. Al final del segundo dia se presentara tu animal protector y te indicara un camino.
Ojibwa siguio las instrucciones con todo cuidado; permaneció atento y quieto dos dias con sus noches. Al final del segundo dia, tal como Kitchi Manitu lo habia anunciado, llego un animal, un castor de ojos mas bien grandes. El castor se anuncio golpeando su gruesa cola contra el suelo, y en cuanto noto que Ojibwa lo habia visto se echo a correr. En ese momento Ojibwa recodo que su primera falla habia sido la falta de rapidez, de manera que empezó a correr detras del castor.
Despues de un rato, el castor paso a pocos metros de un gigantesco oso que arañaba distraidamente la corteza de un abeto. Ojibwa recordó que su tercera falla habia sido sucumbir ante el miedo, y siguio corriendo tras el castor, ignorando la presencia del oso.
Finalmente el castor entro a la zona mas tupida de la floresta y detuvo su carrera, dando paso a una marcha lenta. Ojibwa recordo que su segunda falla habia sido la falta de sigilo, y empezó a caminar tan suave y discretamente que sus mocasines no hacían ruido alguno. Asi se acercaron a un reno que masticaba yerbas y sacaba de vez en cuando la lengua.
Ojibwa apunto con su arco y se disponía a lanzar la flecha cuando el reno desapareció. No se escapo, no se movió; simplemente desapareció. En el sitio donde había estado el reno surgió un resplandor...Kitchi Manitu.
-Ya has aprendido bastante por ahora -dijo el Gran Espíritu-. No dudo que un dia, muy pronto, seas un buen cazador. Ahora regresa al campamento y dile a tu abuelo que tenia razón, que te falta mucha experiencia. Si lo haces, agregaras a todo lo que has aprendido una lección de humildad.
(leyenda Chippewa/Ojibwa)
Eduardo Galeano
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Esta parte reservada del ciberespacio siempre se ha nutrido de tus palabras
paganas. Se te echará de menos.
Hasta siempre Eduardo!
Hace 9 años.
1 comentario:
Muy inteligente la enseñanza de Manitú para el joven, la soberbia es un una actitud que es mejor mitigar en nuestra adolescencia, para no convertirnos en adultos que todo el mundo va a detestar.
Muchas gracias por el trabajo siempre tan interesante! Pasar por aquí siempre es grato.
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