Al nacer Narciso, sus padres consultaron al famoso adivino Tiresias, acerca del porvenir del recién nacido. La respuesta fue que "el niño viviría hasta una edad avanzada si no llegaba a contemplarse a sí mismo".
Su madre, la ninfa Liríope, evitó que hubiera espejos o superficies pulidas en los lugares que Narciso frecuentaba, intentando que no viera nunca su imagen reflejada.
Narciso se convirtió en un joven de extraordinaria hermosura, de quién todas las muchachas se enamoraban, pero él permanecía alejado de ellas y no les prestaba la menor atención.
Un día, la ninfa Eco le vio, y concibió un intenso amor por Narciso pero no consiguió más que las otras. Desesperada, se retiró a un lugar solitario, donde, consumida por su pasión adelgazó tanto, que solo quedó de ella un hilo de lastimera voz.
Las doncellas despreciadas por Narciso, pidieron venganza al cielo.
La diosa Némesis escuchó sus quejas y decidió intervenir en contra del joven. Narciso salió a cazar una tarde, y la diosa provocó un calor tan fuert e que el joven, agotada su reserva de agua, se acercó a un arroyo para beber.
Al inclinarse sobre el agua vio su rostro por primera vez y al instante se enamoró de su imagen. Tan fuerte fue el amor que sintió por si mismo, que insensible al resto del mundo, con los ojos fijos en la imagen que el agua le devolvia, se dejó morir.
En el lugar de su muerte surgió una nueva flor al que se le dio su nombre: el Narciso, flor que crece sobre las aguas de los ríos, reflejándose siempre en ellos.
(leyenda Griega, una de las tantas versiones...)
Escucha los Sonidos Paganos
Eduardo Galeano
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Esta parte reservada del ciberespacio siempre se ha nutrido de tus palabras
paganas. Se te echará de menos.
Hasta siempre Eduardo!
Hace 9 años.
2 comentarios:
Gracias por leernos Miss X y trataremos de mantener la promesa (o mala intención) de tener Leyendas Paganas actualizado a diario!
Saludos!
Con las leyendas tan conocidad siempre pasa que nacen muchísimas versiones....
Por desgracia, estamos invadidos de narcisos actualmente ¬¬
saludos y bendiciones,
Mikamy
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